Brigitte Bardot, una de las mujeres más bellas y admiradas del siglo XX, cumple 80 años de edad. A pesar de haberse retirado hace más de cuatro décadas del cine, su figura continúa siendo fuente de inspiración para el mundo del arte y la moda.
Simone de Beauvoir dijo que Bardot «tentaría incluso a un santo» y se refirió a ella como «la locomotora de la historia de las mujeres».
Nacida el 28 de septiembre de 1934, Brigitte Bardot -o BB, como se le llama cariñosamente- debutó en el séptimo arte a los 18 años. De la mano de su primer marido, el fotógrafo y director Roger Vadim, saltó a la fama a los 23 años con su papel en ‘Y Dios creó a la mujer’. Rápidamente se posicionó como el mayor sex symbol de Francia, ícono de la moda y en una de las musas más importantes de la época.
Con más de 50 títulos en su filmografía (trabajó con directores de la talla de Jean-Luc Godard y Louis Malle) y una cantidad no despreciable de álbumes y singles publicados entre 1960 y 1970 (colaboró con músicos como Serge Gainsburg), la vida de Bardot no ha estado exenta de polémicas. Sus cuatro matrimonios, sus amoríos, sus declaraciones políticas y su actitud provocadora y sensual, hicieron que su vida privada estuviera muy expuesta, rompiendo a menudo prejuicios y esquemas sociales.
Muchos han dedicado palabras a Brigitte, ya sea para elogiar su trabajo o para comentar su natural e innegable belleza. Algunos de ellos fueron el escritor Jean Cocteau, quien aseguró que la artista «posee algo desconocido que atrae a los idólatras en un tiempo sin dioses»; y la intelectual francesa Simone de Beauvoir, quien dijo que Bardot «tentaría incluso a un santo» y se refirió a ella como «la locomotora de la historia de las mujeres».
A pesar de esto, Bardot comentó en una entrevista reciente: «Yo no he tenido nada que ver con la emancipación de las mujeres. He vivido como he querido y sigo haciéndolo».
Tras alejarse del mundo del cine y el espectáculo a los 39 años (en 1973), Brigitte Bardot ha dedicado gran parte de su vida a iniciativas relacionadas con la defensa de los animales, creando en 1976 una fundación que lleva su nombre y que se dedica a la protección y promoción de estos.
Actualmente vive en la localidad francesa de Saint Tropez, lugar donde cobija a más de mil animales abandonados. «Mi fundación me exige una dedicación a tiempo completo, aunque me apoya un equipo excelente. Estar activa y sentir pasión por lo que hago impide que me ablande, que sea víctima de esa ociosidad que sufren muchos jubilados y de la que acaban muriendo», aseguró.
Ha aceptado el paso de los años sin someterse a cirugías estéticas. Al respecto, explicó: «Respeto la ley natural de la vida, sin contradecirla». Cuando le preguntaron, hace tan sólo unos días, qué le gustaría que quedara de ella para siempre, respondió: «El amor que tengo por los animales y el respeto que les debemos». Sin embargo, también su belleza será inolvidable.
